Intel sigue sin lograr poner fin a la problemática que viene sacudiendo su producción desde hace varios meses, y aunque se ha empezado a notar ahora, lo cierto es que lo está haciendo con gran virulencia, como podemos constatar al ver como algunos modelos, como el Intel Core i7 8700K ha visto aumentar su precio en un 34% en poco menos de un mes.
La imposibilidad de Intel para cubrir la demanda de CPUs está provocando que la demanda supere cada vez más a la oferta, lo que tiene una clara repercusión en los precios. Tras varios meses rumoreándose sobre los problemas de Intel para reducir la litografía de sus chips, finalmente ha optado por centrarse en trabajar en 14 nanómetros, pero tardará un cierto tiempo en ponerse a la altura de lo que demanda el mercado, por lo que esta situación y el aumento de los precios se prolongará durante varios meses, muy probablemente hasta abril, donde en principio puede que empecemos a ver un estancamiento o incluso una ligera reducción de los precios.
Como muestra un botón
Centrándonos en un modelo concreto para ver lo grave de esta situación, echamos un vistazo al mencionado i7-8700K, uno de los procesadores de octava generación más interesantes en términos de rendimiento que en un mes ha sufrido un encarecimiento de 110 euros, y un acumulado de 147 desde su precio más bajo allá por mayo.
Esta subida supone un 34% de incremento con respecto a hace tan solo un es, y esto no parece que vaya a quedarse ahí, pues todos los indicadores son claros, y el precio podría llegar a duplicarse antes de finalizar el año. Si estabas pensando en renovar el PC o al menos el procesador, hazlo cuanto antes, pues cada día que pasa puede suponer un aumento de varios euros.
Este escenario a quien más beneficia es a AMD, que por un lado se presenta como un salvavidas al cubrir las necesidades de aquellos a quienes Intel está dejando (involuntariamente) tirados, y además puede subir sus precios puesto que así lo dicta el mercado.